¿Qué es la Cédula de Primera y Segunda Ocupación?

Al adquirir una vivienda, venderla o alquilarla hay una serie de documentos que es imprescindible aportar. La cédula de habitabilidad de primera o de segunda ocupación es uno de los más importantes, pues siempre se va a solicitar cuando se realice cualquier tipo de operación con el inmueble.

Lo habitual es que se trate de un concepto que lleve a la confusión, pues cantidad de personas las confunden o desconocen cuándo deben solicitar cada una de ellas. Si bien es cierto que son documentos prácticamente idénticos, es interesante conocer sus particularidades.

En este artículo te explicamos en qué consiste la cédula de primera y de segunda ocupación, cuando hay que pedir cada una y cuáles son sus diferencias fundamentales.

¿Qué es la cédula de primera ocupación?

La cédula de habitabilidad de primera ocupación es un documento que certifica la legalidad de un inmueble para vivir en él en condiciones óptimas. Para ello, un técnico responsable, que puede ser arquitecto o aparejador, ha de verificar que cumple los requisitos necesarios. Los condicionantes están relacionados con la equipación de la vivienda o la superficie que esta tiene, entre otras cosas.

A grandes rasgos hay ciertos parámetros que son comunes, sin embargo, los requisitos concretos pueden cambiar de una Comunidad Autónoma a otra. Tendrá que tener una altura suficiente para habitar el inmueble, una distribución óptima de los espacios y un mínimo de superficie útil. Otro de los aspectos que se suelen solicitar es que conste en el registro del Catastro como vivienda. 

Cuando se trata de la cédula de primera ocupación, siempre corresponde con el documento que se necesita para entrar a vivir en un espacio por primera vez. Es decir, que es aplicable a los inmuebles que son de nueva construcción.

¿Qué es la cédula de segunda ocupación?

La cédula de segunda ocupación es en realidad el documento más común en la actualidad, lo normal es que sea este el que tramiten la gran mayoría de las personas. Es el que se solicita para los inmuebles que ya han sido habitados y han tenido su cédula de habitabilidad, pero esta ha caducado y necesita una renovación.

El documento se da con las condiciones que tiene la vivienda en cada momento en cuanto a espacio, higiene o estructuras. Se contempla que estas se pueden deteriorar con el paso del tiempo o modificar, por eso se otorga con fecha de caducidad. La vigencia puede cambiar según el momento de obtenerla o la Comunidad Autónoma, pero suele ser de un periodo de 15 años.

Hay otras circunstancias en las que se hace imprescindible hacer esta renovación, aunque no se haya vencido en plazo. Se solicitará en casos en los que el inmueble sufra cambios en su morfología o en la propiedad en general, para verificar que estos no influyen negativamente en la habitabilidad. Como determinar el momento de la renovación puede ser complejo y el trámite cambia de un lugar a otro, lo más sencillo es acudir a una empresa especialista para que realice el trámite. Aquí puedes encontrar a profesionales que lo hagan por ti: https://www.arkespai.com/licencia-segunda-ocupacion/

Diferencia entre cédula de habitabilidad de primera y de segunda ocupación

Lo cierto es que ambos documentos son muy similares porque cuentan con prácticamente los mismos requisitos. De hecho, la cédula de segunda ocupación se puede considerar como una renovación de la primera. Sin embargo, hay algunos matices que se deben contemplar para comprender qué es cada una de ellas. Estas son sus principales diferencias y características.

El momento de solicitarla

El momento en el que es obligatorio solicitar una u otra cédula es diferente. La de primera ocupación hay que pedirla cuando el inmueble se acaba de construir y todavía no lo ha habitado ninguna persona. La cédula de segunda ocupación es la que habrá que pedir cuando ya existía una licencia premia, en los inmuebles que son antiguos.

El periodo de vigencia

El periodo de vigencia suele ser bastante diferente en una cédula de primera o segunda ocupación, especialmente si se han realizado reformas. Las viviendas que han solicitado una licencia hace muchos años van a tener vigencias más cortas, pues los materiales con los que se llevaban a cabo las construcciones no eran de calidad tan elevada como los de ahora. Por lo tanto, al renovarla o hacer una nueva de segunda ocupación por los cambios en el inmueble, lo común es que sea más larga. Se da por sentado que se han aplicado técnicas actuales y que aguantará en buenas condiciones más años.

Las causas para tramitarla

La motivación para tramitar ambas licencias en general es uno: garantizar que se pueda habitar un inmueble. Sin embargo, hay ciertas diferencias:

  • Cédula de primera ocupación. Para verificar que un inmueble que se acaba de construir reúne los requisitos necesarios para habitar en él.
  • Cédula de segunda ocupación. Para verificar que un inmueble que ya tenía una licencia de ocupación todavía cumple los requisitos con el paso del tiempo. En otros casos, para garantizar que las reformas integrales u otros cambios en las estructuras siguen permitiendo las condiciones óptimas para vivir en el domicilio.

La agilidad en el trámite

Ambos trámites son muy similares y requieren de un informe de un técnico que compruebe el buen estado de las instalaciones para habitar en ellas. Sin embargo, hay algunos aspectos que pueden hacer que la cédula de habitabilidad de primera ocupación sea más laboriosa. Por ejemplo, puede ser necesario inscribir en el Catastro el inmueble como vivienda para la primera licencia, pero, una vez hecho, ya quedará registrado de esta forma a la hora de solicitar la segunda y nos ahorraremos este trámite.

¿Qué pasa si no tienes la cédula de habitabilidad?

La cédula de habitabilidad es imprescindible para vivir en un inmueble y es un requisito fundamentar para vender o alquilar una propiedad con este fin. Si realizas una operación con una vivienda que no tiene esta licencia, puedes enfrentarte a todos estos problemas:

  • Sanciones. Es obligatorio tener la cédula de habitabilidad, por lo que te pueden poner una multa por no cumplir las condiciones de seguridad y tener una vivienda que no es habitable según marca la ley.
  • Seguridad. Los técnicos no han verificado que la propiedad sea segura para habitar en ella, por lo que puedes correr peligro a la hora de vivir en el inmueble o poner en peligro a terceros, como los inquilinos.
  • Venta y alquiler. Es muy complicado que puedas vender o alquilar la propiedad si no dispones de este documento, pues los interesados te lo van a solicitar y también las empresas inmobiliarias.

Otros problemas legales. En caso de tener un accidente o cualquier otro tipo de circunstancia excepcional en la vivienda, se pueden emprender acciones legales contra ti si no dispones de esta licencia, por poner en peligro la seguridad de las personas.

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